Los motores de los coches eléctricos cuentan con menos piezas que los de combustión. Por ese motivo, su mantenimiento es más sencillo. Sin embargo, estos vehículos deben visitar el taller periódicamente para comprobar el estado de algunos de sus componentes.
Se trata sobre todo de elementos de seguridad que son básicos en cualquier vehículo. Por ejemplo, las pastillas y los discos de freno. Aunque los sistemas de regeneración y recuperación de energía hacen que este sistema se utilice menos que en un coche convencional, es necesario revisarlo.
Los neumáticos también requieren una comprobación periódica. Estos elementos nos se libran del deterioro, por eso conviene sustituirlos llegado el momento.
Además, estos vehículos cuentan con algunos filtros, como el del habitáculo. Como su sistema de refrigeración y calefacción es igual que en el resto del vehículo, conviene sustituir este elemento. El líquido refrigerante, cuya función es mantener la batería a la temperatura correcta, es otro elemento que se debe tener en cuenta.